de que no eres «el pensador».
En el momento en que empiezas a observar al pensador,
se activa un nivel de conciencia superior.
Entonces te das cuenta de que hay un vasto reino
de inteligencia más allá del pensamiento,
y de que el pensamiento
sólo es una pequeña parte de esa inteligencia.
También te das cuenta de que todas las cosas
verdaderamente importantes
—la belleza, el amor, la creatividad,
la alegría, la paz interna—
surgen de más allá de la mente.
Empiezas a despertar.
Existe una diferencia entre nuestra mente/pensamiento y nuestro ser. La mente o pensamiento es útil e importante pero no hay que olvidar que es una mera herramienta del ser. Fuera de su ámbito es dañina, dispersa, caótica e irreal. El problema es que no estamos acostumbrados a diferenciar entre ser y pensamiento y muchas veces nos identificamos con el segundo y nos creemos que somos el mismo. La mente/pensamiento nos engaña, convenciéndonos de que somos las etiquetas que desde niños hemos metabolizado: “Soy listo/tonto, guapo/feo, alto/bajo… Soy como mi padre/madre/abuelo/abuela…”. Miles de etiquetas que nos han adherido y que tanto nos lastran, ¿verdad?. Ellas conforman lo que llamamos “nuestra identidad/personalidad”: una especie de costra que llevamos siempre con nosotros. Pero esa costra que nos condiciona puede y debe ser arrancada, cuando descubres que tú no eres tu mente.
Para tomar conciencia de este hecho puedes realizar un ejercicio: siéntate unos minutos, cierra los ojos y deja que los pensamientos vayan brotando. Deja que surjan en tu mente uno tras otro, hasta que en un determinado momento dejas de pensar y, sin embargo, sigues existiendo. Y es que nuestra existencia, aunque Descartes y nuestra mente pretendan convencernos de lo contrario, va mucho más allá de nuestros pensamientos.
El pensamiento siempre nos remite a un hecho del pasado o a una planificación, ilusoria, del futuro, alejándonos de lo único que verdaderamente existe: el presente. El pasado y el futuro son irreales en este preciso instante. Cada vez nos encontramos dentro de ese parloteo mental estamos perdiendo el tiempo, instantes verdaderos que nunca volverán a repetirse. En cambio nuestros pensamientos pueden repetirse una y otra vez, lo que nos demuestra lo irreal de los mismos. Vivir en el pensamiento, en la charla mental e identificarnos con lo que pasa por nuestra cabeza es un tremendo error. Nosotros somos mucho más que todo eso... para descubrirlo es fundamental estar alerta y en el presente. En el presente no existen los problemas que tanto nos atormentan, no hay estrés, no tenemos prisa, etc.
Os dejamos un resumen de un conocido y más que recomendado libro: El Poder del AHORA, de Eckart Tolle.
Para todo aquel que quiera empezar a "ganar tiempo".
Que cierto es, que cuando vives el momento desconectas de todo y los problemas dejan de existir,pero que difícil es mantenerse en el presente.
ResponderEliminarEs verdad que es dificil, pero no imposible. Iremos dando pautas y técnicas que favorecen el mantenerse presente, consciente y que además proporcionan un buen, y necesario, descanso a nuestra mente, que aunque no nos demos cuenta la tenemos agotada con tantísima actividad!
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